lunes, 1 de febrero de 2010

HISTORIA DE LA IGLESIA








SAN PEDRO

EN PALESTINA

Desde los comienzos de la Iglesia, San Pedro actuó como jefe de ella: fue el primero en predicar al pueblo el día de Pentecostés; el primero en obrar milagros: el primero en sufrir los azotes de los judíos, fue también el primero en llevar el apostolado fuera de Jerusalén. El fue quien con Juan, impuso las manos sobre los fieles de Samaría convertidos por el diácono Felipe y les dio el Espíritu Santo.

Pedro fue el que devolvió la salud al paralítico Eneas, en Lida y la vida a la difunta Tabita, en Joppe; el que reprendió a Simón el Mago, padre de la Simonía, cuando este le ofreció dinero al Apóstol en cambio del poder de hacer milagros.

Finalmente fue Pedro el que recibió a los primeros gentiles en la Iglesia y dio el bautismo al Centurión Cornelio.

Más tarde, el tercer Herodes llamado Agripa hizo prender a Pedro para darle muerte públicamente y así complacer a los Judíos. Mientras tanto toda la Iglesia oraba con instancia a Dios por él.

Durante la noche anterior al suplicio, a pesar de estar Pedro encadenado y bajo la custodia de 16 soldados, un Angel del Señor lo libertó milagrosamente. Luego de reunirse con los fieles y contarles cómo había sido sacado de la cárcel. Pedro salió y se fue a otro lugar.

Este mismo Herodes había hecho prender y degollar a Santiago el Mayor, hermano de Juan. Fue en ese tiempo cuando los Apóstoles abandonaron la Judea y se dispersaron por el mundo conocido.

EN ANTIOQUIA


La tradición de los antiguos historiadores de la Iglesia, tradición confirmada por la fiesta de la Cátedra de S. Pedro en Antioquía, nos enseña que San Pedro estableció el centro de su apostolado, su sede en Antioquía, gran ciudad entonces. Allí fue donde, por su gran muchedumbre que los discípulos empezaron a llamarse cristianos.

Durante su estancia en aquella capital estableció San Pedro diversas Iglesias en el Ponto, la Bitinia y la Capadocia.

EN ROMA


Pasados los siete años que la tradición atribuye a su episcopado en Antioquía, San Pedro se encaminó a Roma, capital del Imperio Romano y del mundo.

Allí fundó la Iglesia Romana: dio él mismo el episcopado a Lino, que había de ser el primer sucesor suyo y allí sufrió el martirio.

Es creencia general que, recibido primero en la colonia judía que habitaba uno de los barrios pobres, se hospedó luego en casa del senador Pudente, emparentado con el centurión Cornelio, bautizado por el Apóstol.

Entre los años del 47 al 51, después de un motín de barrio, cuya causa atribuye el historiador Tácito a un tal Cresto - es decir el nombre que los paganos por malicia o por ignorancia daban a Cristo-, el emperador Claudio desterró de Roma a todos los judíos y San Pedro tuvo que salir con ellos. Volvió hacia el año 63 y durante la persecución de Nerón fue encarcelado en la prisión Mamertina. Condenado a morir en una cruz, pidió que lo crucificaran con la cabeza para abajo diciendo que no era digno de morir de la misma manera que su divino maestro.

La primacía que había recibido de Jesucristo N. S. y ejercido en Roma, pasó como herencia a sus sucesores en aquella sede, por lo cual el Papa, Obispo de Roma, es el Pastor supremo de la Iglesia.

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